Pero lo que me asombró fueron sus manos de hada y sus agujas, que apenas te tocan y, sin embargo, actúan profundamente. Yo no sabía que, en la tradición acupuntural japonesa, fueron personas invidentes las transmisoras del conocimiento. Y ese plus de sutilidad marca una diferencia que a mí me parece sustancial.
Ferran Renau

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