Estilos de Acupuntura Japonesa

Características de los principales estilos de Acupuntura Japonesa.

La Acupuntura Japonesa abarca diversos estilos que derivan de la Medicina China clásica. La acupuntura (como la fitoterapia y la moxibustión) fueron introducidas en Japón, desde China, en el siglo VI de nuestra era. Durante los siglos posteriores, estas prácticas vivieron momentos de auge y de decadencia, y en diferente medida se fue desarrollando, definiendo y regulada su práctica y enseñanza con sus propios métodos y escuelas.

En el siglo XVII, el acupuntor Japonés ciego Waichi Sugiyama estableció la primera escuela de acupuntura para ciegos en Japón, dando un importante impulso a la práctica y la enseñanza de la acupuntura. El hecho de que desde entonces, la acupuntura ha sido en Japón el modus vivendi de los ciegos ha obtenido un carácter propio distintivo a la acupuntura japonesa que pone mucho énfasis en el tacto y la palpación en detrimento de los aspectos más teóricos, que se simplifican . 

A del siglo XX surgió en Japón un importante movimiento interesado en explicar y comprender científicamente los mecanismos de la acupuntura y la moxibustión, adaptados a los nuevos tiempos y necesidades. La intención era volver a las fuentes y, por lo tanto, estudiaron los textos clásicos (en particular el Nanjing ) para ser lo más fiel posible a los conceptos originales, pero con una mirada crítica y haciendo una revisión exhaustiva.

Estos movimientos de revisión e investigación dentro de la Acupuntura Japonesa dieron lugar a diferentes escuelas. Hay que destacar la labor del Dr. Manaka, médico acupuntor (1911-1989) que desarrolló un método muy eficaz basado en una investigación y experiencia clínica muy rigurosa. Este método, conocido como sistema Manaka de reequilibrio Yin-Yang, se basa en el diagnóstico abdominal y el tratamiento del patrón de desequilibrio a través de los 8 Meridianos Extraordinarios, teniendo como meta el reequilibrio del Yin y el Yang en el cuerpo. El Dr. Manaka desarrolla un modelo octaédrico de nuestro sistema energético, que se deriva de interpretar el Yin y el Yang en el cuerpo, y lo que él llamó el sistema de señal X (un sistema de señales muy sutiles y de baja energía sobre el que se puede influir mediante estímulos de baja intensidad a través de los meridianos y los puntos de acupuntura, que actúa como regulador de otros sistemas más palpables). La acupuntura no se concibe, de esta manera, como una intervención en el sistema neurológico sino como un manejo de información. Por medio de una mínima intervención en el sistema regulador, se regulan sistemas más visibles y palpables como es nuestro cuerpo físico.

Otro enfoque dentro de la Acupuntura Japonesa que participa de esta revisión a fondo de los clásicos es el denominado Keiraku chiryo o Terapia de Meridianos , que se establecerá como el movimiento más importante de acupuntura en Japón. Se centra particularmente en la teoría clásica de los 5 Movimientos o fases, como se describe en el Nanjing . Se busca recuperar la salud y promover la vitalidad global incidiendo en la regulación de los 12 Meridianos principales, teniendo en cuenta las diferentes leyes que regulan su dinámica según la teoría de los 5 Movimientos. Dentro de la Terapia de Meridianos surge un sistema de acupuntura llamado Toyohari, fundado por Kodo Fukushima a mediados del siglo XX, que además de hacer una revisión de la práctica de la acupuntura a la luz de la experiencia clínica moderna, aporta métodos, herramientas y enfoques muy característicos.

Toyohari (“Terapia de aguja oriental”) se caracteriza por:

* técnicas refinadas y sutiles de la utilización de la aguja sin inserción ( teishin );

* usar agujas sin inserción de diferentes metales (oro, plata, etc.) aprovechando las características energéticas de cada uno de ellos;

* pone el énfasis en el contacto directo con el Qi y la localización precisa de los puntos de acupuntura (llamados puntos ‘vivos’ en contraposición a puntos localizados solamente a través de referencias anatómicas);

* pone el esfuerzo en simplificar el corpus teórico a favor de un mayor pragmatismo y eficacia;

* determina el diagnóstico principalmente a través de la palpación del pulso radial, información que se contrasta y complementa con los datos obtenidos mediante la palpación abdominal, la palpación del recorrido de los meridianos en la superficie del cuerpo, la observación y la entrevista clínica;

* da una prioridad esencial a la determinación del patrón primario de desequilibrio y al tratamiento de éste (“tratamiento raíz”), con el fin de potenciar la vitalidad global y los recursos autocurativos de la persona y, de forma secundaria al tratamiento de los síntomas que presenta la persona. Los síntomas, en la mayoría de los casos, mejoran al regular los desequilibrios energéticos que permitieron su aparición.

* pone énfasis en la regulación precisa y cuidadosa de la dosis terapéutica para cada persona y condición, impidiendo así, en lo posible, malestares post-tratamiento debido a sobredosis en el tratamiento o a crisis curativas indeseadas e innecesarias.